«La transformación de la transparencia en un nuevo valor empresarial», por Marta Reus Fàbregas

  • La mentalidad de las nuevas generaciones obliga a las grandes empresas a repensar su modelo de negocio

Nuestro sector conoce perfectamente el desarrollo de las políticas de sostenibilidad y transparencia que, la mayoría de las veces, vienen recogidas en las normativas de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas. Aunque pensemos que llevamos años ejerciendo nuestra labor en la Responsabilidad Social Corporativa, la transparencia empresarial y las buenas praxis en relación con el entorno, realmente no es un concepto tan nuevo como nos creemos. El concepto de RSC surgió en Estados Unidos en la década de los cincuenta[1] (inicio del consumismo inducido[2]), pero no fue hasta los años ochenta que se conoció en España. Las empresas empezaron a darse cuenta de cómo su huella medioambiental estaba comenzando a afectar de manera nociva a La Tierra y a la sociedad. Por eso, la consciencia social, laboral, medioambiental y de respeto a los derechos humanos generaron políticas, estrategias y procedimientos para satisfacer dichas preocupaciones y configurar relaciones con la sociedad. Aun así, en la mayoría de los casos, las acciones desarrolladas (las que realmente se desarrollan y no se quedan en el papel), solamente ocupan un lugar en un efímero informe de RSC colgado en la web corporativa de aquellas empresas que creen que el cambio se produce así.

Hay que ser conscientes de lo que nos está demandando la sociedad, y que no todas están escuchando. Mientras las generaciones que vivieron en el auge de la contaminación ignorante reformulan modelos de negocio más rentables, eficaces e innovadores, las generaciones actuales escarban en sus consciencias tratando de entender por qué se destruye el mundo[3]. De hecho, Juan López de Uralde apuntaba esta semana en La Cafetera, de Radiocable, que 2018 ha sido el año del cambio climático, mensaje del que se han hecho eco todos los medios de comunicación nacionales.

Es cierto que la mentalidad de nuestra sociedad (sobre todo de las más jóvenes), está en un momento de cambio, de hecho, están mucho más concienciadas sobre sostenibilidad, pero sobre todo de la transparencia que supone hablar de ello, un arma de doble filo para ciertos modelos de negocio y producción que se sustentan con paredes llenas de humedades.

Las nuevas generaciones están literalmente “apretando” a las grandes empresas para que cambien su manera de hacer, de pensar y de decir. Las movilizaciones por un cambio estructural están en marcha, y debemos escucharlas. Todo esto en un momento donde la famosa pero siempre importante prosumidora entra en nuestro juego y cambia las normas que existen a la hora de posicionar una marca, y que los discursos ya no son verdad absoluta sino que se someten a dos balanzas muy difíciles: el contraste constante y la posverdad.

Es necesario que esta remodelación existente del consumo llegue a impactar en la construcción de la comunicación, que cada vez coge más impacto en generaciones movilizadoras. Es un cambio de mentalidad sin precedentes en relación con nuestro entorno, y por desgracia, tiene fecha de caducidad, ya que solo nos quedan 12 años para que los daños del cambio climático sean irreversibles.

[1] Social Responsibilities of the Businessman (Responsabilidad Social del Empresario (1953), de Howard R. Bowen

[2] http://revistas.ucm.es/index.php/PEPU/article/view/16409

[3] https://www.emol.com/noticias/Tecnologia/2018/04/24/903656/Desde-los-silenciosos-a-los-centennials-Las-generaciones-que-mas-han-contaminado-el-Planeta-Tierra.html