Las generaciones como indicador: un problema de ambición, por Carolo Valdivia

*Artículo publicado en el número de enero de la revista Interactiva

Imaginad por un momento que alguien utilizara un termómetro que sólo puede medir la temperatura ambiente, uno clásico de mercurio, e hiciera un informe afirmando que con este instrumento puede extrapolar dicha temperatura a todos los municipios del país.

Ante esta situación cualquier investigador le diría que está asumiendo un error metodológico bastante grave, está abarcando más de lo que realmente puede medir el instrumento y sus conclusiones no son representativas, pues debería de hacerlo más completo o cambiarlo por otro para realmente asumir la medición de la temperatura de todo el país.

Desde Arena Media entendemos que vivimos una situación similar cuando hablamos de generaciones ¿Por qué? Antes de desgranar las razones de este diagnóstico habría que definir el concepto de generación.

La teoría de las generaciones – desarrollada en los años 20 del siglo XX- dice que un grupo de personas nacidas en un momento histórico (hº) determinado y significativo, comparten la circunstancia de crecer y socializar en un contexto con condiciones y recursos muy diferentes a los que tuvieron el resto de la sociedad. Por ello, compartirán valores, opiniones, expectativas y visiones similares, y en su mayoría contrapuestas a otros grupos sociales nacidos anterior y/o posteriormente. Sabiendo qué define a una generación, podemos concluir dos asunciones: la primera sería que todos los individuos que pertenecen a una misma generación son iguales entre ellos. La segunda, que dos individuos de generaciones diferentes serán más diferentes entre sí que con sus respectivos coetáneos. Estas dos asunciones descansan sobre el eje fundamental del concepto de generación: el momento hº. Por lo tanto, cabe hacerse cuatro preguntas fundamentales: ¿cómo definir qué momento hº es significativo?; ¿podemos asumir y explicar en su totalidad a un grupo sólo mediante la variable “grupo de edad ?; solamente con la variable “grupo de edad”, ¿podemos afirmar que es una categoría lo suficientemente sólida y robusta como para contraponer y analizar distintos grupos sociales, en este caso, las generaciones?; ¿estamos cometiendo el mismo error que el termómetro de mercurio que decía medir más de lo que realmente podía?

Para responder, habría que definir qué compone un cambio hº significativo. A grandes rasgos, podríamos definir que un cambio hº afecta a la movilidad social de los individuos, dado que existen una serie de condiciones de recursos diferentes que posibilitan este cambio (la expansión educativa sería un ejemplo). Por otro lado, pudiendo conjugarse con la primera variable, un momento hº significativo produce un cambio en el sistema de valores (creencia religiosa, divorcio…) de quienes crecieron en ese momento hº y quienes no. Según Almudena Moreno, socióloga y exdirectora del Instituto de la Juventud en España, el último gran cambio en el sistema de valores se dio cuando se produjo una gran movilidad ascendente en los años 80. Aquellos que disfrutaron de la expansión de la educación superior y la llegada de la democracia, accedieron a unos recursos y condiciones que les permitieron alcanzar un nivel de vida mejor que el de sus padres y, por lo tanto, adquirir unas visiones, valores e ideas diferentes a las que tuvieron grupos sociales más mayores.

Sin embargo, hoy en día no ha habido un periodo de movilidad social significativo ni un cambio en el sistema de valores de los hijos respecto a los padres, sino que las llamadas nuevas generaciones están en lo que se denomina 2ª transición demográfica: un retraso de las etapas de la edad adulta (empleo estable, unidad familiar independiente, matrimonio e hijos). Por lo tanto, respecto al momento hº, ¿estamos delimitando bien la línea donde se marca el nacimiento de una generación? Siguiendo la analogía del termómetro, ¿estamos colocándolo en el lugar adecuado para medir la temperatura del espacio que deseamos? Es decir, si pusiéramos el termómetro en casa para medir la temperatura de la calle y tomar una decisión sobre cómo vestirnos, podríamos cometer el mismo error que el de crear generaciones delimitando un momento hº equivocado.

No solamente tenemos un problema para determinar el momento hº, sino que tal y como comentábamos antes, padres e hijos no tienen por qué tener una brecha en su sistema de valores, es decir, que no podemos asumir esas diferencias entre las categorías de las diferentes generaciones. Ahora bien, ¿son iguales entre sí los individuos de una misma generación? Según el padre de la teoría de las generaciones, Karl Mannheim, una generación tiene dentro de sí diferentes “unidades generacionales” determinadas por las “posiciones generacionales” (recursos de los que dispone un individuo: económicos, un territorio con determinados servicios e infraestructuras, salud…), hablando en cristiano: Antonio con 20 años, residente de un barrio y familia con renta baja, con un trabajo de albañil desde los 16, pertenece a una “unidad generacional” distinta a la de Mateo que aun teniendo también 20 años, reside en un barrio y una familia de renta alta y estudia derecho en una universidad privada. Posiblemente, Antonio pertenecerá a una “unidad generacional” más cercana a la de su padre -en paro y que anteriormente trabajó en un empleo de baja cualificación-, aunque no sean de la misma generación.

Por concluir, el indicador de las generaciones pretende abarcar -bajo el posible error de determinar el momento hº- toda una serie de dimensiones sabiendo solamente el “grupo de edad”, de la misma manera que el termómetro asumía que podía generalizar la temperatura de su entorno al resto de las ciudades del país. Es por este motivo que, desde Arena Media, lanzamos una reflexión para que, al hablar de generaciones, podamos descender a una formulación más estricta del momento hº y, a su vez, determinar las “unidades generacionales” que existen dentro de una generación y comprobar su conexión con otras similares que pertenezcan a generaciones diferentes. En definitiva, ser más ambiciosos en la medición y la metodología que en el resultado.