Y de ti, ¿ya lo saben todo?

Laura Riesta, de Arena Media

Laura Riestra
Técnico Data Insight Senior

¿A quién no le gusta entrar en su cafetería habitual y sin tener que decir qué quiere tomar, el camarero le ofrezca su café favorito, corto de café con leche fría y en vaso? ¿Y si al entrar en una tienda de ropa directamente tuvieras acceso a zapatillas del color que necesitas o sólo pantalones de tu talla?

La pregunta es ¿por qué esto molesta si es en Internet? En términos publicitarios, ¿defensores o detractores del retargeting? Y más en general, ¿defensores o detractores del Internet de las cosas?

¿Nos gusta que la nevera nos avise de que se ha acabado la leche y no nos gusta que nos impacte un anuncio en el móvil con hoteles en el destino de nuestras próximas vacaciones?
¿Cuál es el éxito entonces de alguna de estas acciones?

1. FRECUENCIA: ¿Será clave la frecuencia efectiva para conseguirlo? Tengo sed, bebo el café, 1 impacto. Me voy de vacaciones, ya he reservado mi hotel, ¡no más impactos por favor!
Necesitamos mejorar aún más el data obtenido de los usuarios para frenar esta sobreexposición.

2. RELEVANCIA: Según el estudio Meaningful Brands, una marca es relevante para el consumidor y se vuelve imprescindible si trabaja tanto beneficios funcionales (debe cumplir los requisitos básicos de producto o servicio, precio, calidad, variedad, innovación…) como beneficios personales (el consumidor debe sentirse recompensado, la marca debe ayudar a mejorar la vida de las personas) y beneficios colectivos (trabajar para la sociedad, contribuir a la mejora de un país).

Yo miro el tráfico todas las mañanas antes de salir de casa para saber qué camino tomar para ir al trabajo. Me gusta. Me ayuda. Me beneficia. Así que tranquilamente cedo mi localización dejando a Google saber todos mis desplazamientos habituales, las horas a las que los realizo, posiblemente dónde vivo y dónde trabajo…

En la medida en la que el consumidor tenga a cambio algún beneficio relevante, estará más predispuesto a ceder sus datos personales.

Sentimientos encontrados, en pro, comodidad, rapidez, simplicidad, personalización, satisfacción, agilidad, respuesta directa a una necesidad puntual, en definitiva, una buena experiencia de usuario. En contra, intrusismo, desconfianza, miedo a ceder datos personales, contribución al enriquecimiento de otros gracias a tus acciones, sobre-exposición, pérdida de la capacidad de sorprenderse al vivir en un “Internet a medida”.

Encontrar el equilibrio entre frecuencia y relevancia conducirá a una buena experiencia de usuario, aun sabiendo que hay un fin comercial. Porque hasta el camarero que te pone el café, lo hace para que no te vayas a otro bar y quién sabe, ¡hasta igual un día le pides también una tostada!